(Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio; Toledo, 1221 -
Sevilla, 1284) Rey de Castilla y de León (1252-1284). Era hijo
primogénito de Fernando III el Santo,
a quien sucedió en 1252. Ya como infante llevó a buen término
importantes labores, como la conquista del Reino de Murcia (1241) o la
paz con Jaime I de Aragón, que conllevó el matrimonio del mismo Alfonso X con Violante, hija del rey aragonés.

Alfonso X el Sabio impulsó la Reconquista tomando plazas
como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla y Cádiz (1262), y repobló
Murcia y la Baja Andalucía. Hizo frente a una sublevación de los
musulmanes de sus reinos, promovida por los reyes de Granada y Túnez
(1264), e incluso continuó el avance frente al Islam pasando al norte de
África, al enviar una expedición a Salé (1260). Otra parte de sus
esfuerzos hubo de dedicarlos a reprimir rebeliones interiores, como la
protagonizada por el infante Enrique y varios nobles (1255), la revuelta
que se produjo en Vizcaya (1255) o la que encabezó el infante Felipe
(1272).
Alfonso era hijo de Beatriz de Suabia, circunstancia que
le hizo aspirar a la coronación imperial de Alemania, logrando la
elección en 1257 con el apoyo de Sajonia, Brandeburgo, Bohemia y varias
ciudades italianas. La oposición del papa hizo fracasar finalmente el
empeño (en el que triunfó Rodolfo de Habsburgo), renunciando Alfonso en
1276. Este llamado «fecho del Imperio» fue muy impopular en Castilla,
pues exigió dinero y hombres que, unidos a los gastos de la corte y a
las continuas guerras, crearon dificultades financieras que obligaron a
reducir la ley de la moneda y a crear nuevos impuestos.
Durante una de las ausencias del rey por el asunto del
Imperio, los benimerines de Marruecos desembarcaron en Algeciras (1272);
en la lucha contra aquella campaña murió el infante Fernando de la
Cerda, primogénito de Alfonso y heredero del trono, antes de que su
hermano Sancho consiguiera rechazar a los musulmanes. Posteriormente los
benimerines derrotaron a una flota castellana en el estrecho de
Gibraltar (1278), obligando a Alfonso a pactar una tregua.

Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según
las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Fernando de la
Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su
segundo hijo, Sancho IV,
siguiendo la tradición castellana (quizá para evitar un enfrentamiento
inmediato con éste). Un intento posterior de hacer al infante de la
Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en
Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se
hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a
Alfonso (1282). Éste, confinado en Sevilla, buscó apoyo en el rey
benimerín; pero murió antes de haberse enfrentado con Sancho. En su
testamento desheredaba a Sancho y reconocía como sucesores a los
infantes de la Cerda, dando así motivo para nuevas disensiones.
Obras de Alfonso X el Sabio
El reinado de Alfonso destacó sobre todo en el orden cultural. A Alfonso
X el Sabio se le considera el fundador de la prosa castellana y, de
hecho, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua
oficial. Sus profundos conocimientos de astronomía, ciencias jurídicas e
historia y su interés por las más diversas áreas del saber lo llevaron a
impulsar la organización de tres grandes centros culturales que giraron
alrededor de Toledo, Sevilla y Murcia.
En la primera ciudad quedó ubicada la famosa Escuela de
Traductores de Toledo, la cual, junto a compiladores y autores
originales repartidos por el resto, emprendió una ingente labor de
recogida de toda clase de materiales para la elaboración de libros, que
el propio rey corregía y supervisaba. Movido exclusivamente por un afán
cultural, el rey hizo tabla rasa de las diferencias de raza o religión,
por lo que reunió a judíos, musulmanes, castellanos e italianos, que
colaboraron libremente y otorgaron al conjunto una proyección universal.
Las obras así producidas pueden encuadrarse en tres
grandes apartados: obras jurídicas, obras científicas o de carácter
recreativo y obras históricas. El propósito de las primeras fue
contribuir a la labor unificadora iniciada por Fernando III el Santo. El
Fuero real de Castilla (1254) preparó la redacción de la que sería su gran obra, el Código de las siete partidas
(1256-1263 o 1265), donde se recoge lo mejor del derecho romano para
unirlo a las más vivas tradiciones de Castilla. Este código, de larga
influencia en el ordenamiento castellano y español, supuso la recepción
del derecho romano en Castilla y su incorporación a la corriente europea
del «derecho común».
Obras científicas o de carácter recreativo son los Libros del saber de astronomía con sus Tablas astronómicas o Tablas alfonsíes,
integrados por tratados originales, refundiciones y traducciones que
pretenden compilar todo el conocimiento astronómico de la época con el
fin de promover su desarrollo. Asimismo cabe registrar el Lapidario (1276-1279), tratado en el que se describen quinientas piedras preciosas, metales y algunas sustancias, y los Libros de ajedrez, dados y tablas (1283). También se le atribuye la traducción de los cuentos de Calila y Dimna.
Entre las obras de carácter histórico figuran dos títulos fundamentales: la Crónica general y la Grande e general estoria,
textos cuya ambiciosa empresa es contar, el primero de ellos, la
historia de España desde un punto de vista unificador, en términos
nacionales y políticos; el segundo, en cambio, se propone la relación de
la historia universal.
Otra importante faceta de su actividad fue alentar la
creación poética, así como escribir poesía en lengua gallega. Sus 453
composiciones, entre las que abundan las de "escarnio" vertidas en un
lenguaje paródico o insolente que recurre a veces a la ironía mordaz, lo
avalan como el primer lírico en dicha lengua. Sin embargo, es en su
vertiente religiosa donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420
canciones que componen las Cantigas de Santa María, dedicadas a enaltecer los milagros de la Virgen María, constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas.